Conviene advertir que esta primera parte del camino suele encontrarse un tanto enfangado en las épocas más lluviosas del año, aunque sus márgenes de piedra permiten salvar el barro y avanzar con cierta facilidad. Nos encontramos con abundantes neveros en las zonas más sombrías del camino, aspecto que debe ser tenido en cuenta por el excursionista en los meses de invierno para adecuar el calzado y la ropa de abrigo.

El camino sigue adentrándose en el valle, avanzando con suave pendiente por entre prados y pastizales. Seguimos por el sendero y, a 1,3km del inicio de la ruta, nos encontramos con el arroyo de Porto Mourelos. Este arroyo se cruza por un puente de madera. En las fechas de la excursión nos encontramos con el puente derruido y tuvimos que vadearlo a pie. En la actualidad ya se ha reconstruido el puente.
Una vez pasado el arroyo de Porto Mourelos, el sendero continúa entre dos largos muros
de piedra. Desde este punto, y prácticamente hasta el fin del
recorrido, la subida es muy fuerte. El camino ofrece espectaculares
vistas de uno de los mayores saltos de agua de la Sierra do Caurel: la Cascada de Navaregas,
de 70 metros de altura. Durante los meses de verano, la cascada padece
fuertes estiajes, por lo que es en invierno y en primavera cuando mejor
mejor se puede contemplar su belleza.
La
ascensión es ardua, por lo que es recomendable detenerse periódicamente
para tomar un respiro. Durante todo el camino, observamos una frondosa
vegetación compuesta fundamentalmente por castaños, robles, arces,
abedules, serbales y retamas. A medida que ascendemos comenzamos a
divisar los recónditos circos glaciares que componen la Sierra do Caurel.
Continuamos
la ascensión por el camino nevado hasta llegar a la cima de una loma,
en sonde el sendero comienza a llanear ligeramente. Para continuar hasta
la Laguna de Lucenza debemos descender unos pocos
metros hasta una vaguada por uno de los dos pequeños senderos, en fuerte
descenso, que se abren a la izquierda del camino. Aunque la
señalización indica escoger el primero, nosotros recomendamos descender
por el segundo de los caminos. (tan sólo unos 50 metros más adelante),
ya que la dificultad es menor.
Una vez en el fondo de la vaguada, debemos cruzar de un salto el arroyo de O Lago. Conviene tener
en cuenta que, aunque el camino se encuentre en buenas condiciones,
esta vaguada en la que nos encontramos puede llegar a acumular grandes
espesores de nieve en los meses de invierno debido a su ubicación y
orientación.
Tras cruzar el
arroyo, seguimos nuestro camino ascendiendo por una pendiente corta
(unos 30 metros) pero muy pronunciada. Al llegar a la cima del camino
contemplamos, por fin, la hondonada en donde se encuentra la Laguna de Lucenza.
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